Imagina un libro contable gigante, donde cada hoja guarda un resumen de las transacciones que ocurren dentro de una red. Cada hoja tiene un número, un resumen de lo que contiene y un código especial que asegura que nadie ha cambiado nada. Eso, de forma sencilla, es una cadena de bloques o blockchain: una tecnología que permite guardar información digital de manera segura, transparente y que no se puede cambiar fácilmente.
Pero ¿por qué se llama “cadena”? Porque cada bloque (o “hoja”) está conectado con el anterior. Cada nuevo bloque contiene una referencia al bloque anterior, como si fueran eslabones de una cadena. Así, si alguien intentara modificar un bloque antiguo, rompería toda la cadena que viene después, y eso lo hace casi imposible de falsificar.
La cadena de bloques se usa, por ejemplo, para registrar operaciones con criptomonedas como Bitcoin. Pero también puede servir para muchas otras cosas: desde registrar contratos digitales hasta controlar cadenas de suministro o guardar historiales médicos.
¿Cómo se cifra un bloque?
Cuando alguien quiere registrar una nueva transacción en la cadena, esa información se agrupa con otras en un nuevo bloque. Pero antes de que ese bloque se agregue a la cadena, debe pasar por un proceso especial para asegurarse de que es válido y seguro.
Primero, se toma todo el contenido del bloque (por ejemplo, “Ana le envió 2 monedas a Pedro”, “Luis recibió 1 moneda de Carla”, etc.) y se convierte en un código único llamado hash. Este hash funciona como una huella digital: si alguien cambia aunque sea una letra en el contenido, el código resultante será completamente distinto. Es una forma de verificar que la información no fue alterada.
Además, el hash de cada bloque también depende del hash del bloque anterior. Por eso decimos que están encadenados. Si alguien quisiera cambiar un bloque viejo, tendría que rehacer todos los códigos de los bloques siguientes, algo que es prácticamente imposible por la cantidad de tiempo y energía que requeriría.
Este proceso de encontrar el hash correcto también requiere resolver un acertijo matemático. Este paso se hace a propósito difícil para que nadie pueda agregar bloques nuevos sin esfuerzo. Resolver el acertijo y encontrar el código correcto se llama minar el bloque.
¿Cómo se comunican los mineros?
Los mineros son como los guardianes de la cadena de bloques. Son personas o computadoras que se encargan de validar nuevos bloques antes de que se agreguen a la cadena.
Cuando un minero cree haber encontrado un bloque válido (es decir, resuelve el acertijo y genera el hash correcto), lo comparte con los demás mineros en la red. Esto se hace por internet, y de forma automática, usando un sistema de mensajes entre computadoras.
Los demás mineros revisan el bloque y su código. Si están de acuerdo en que todo está bien y que las transacciones dentro del bloque son válidas, entonces ese bloque se agrega oficialmente a la cadena. A este proceso se le llama consenso, porque es como si todos los participantes votaran para confirmar que el bloque es legítimo.
Si dos mineros encuentran un bloque casi al mismo tiempo, puede haber una pequeña confusión momentánea. Pero la red está diseñada para elegir automáticamente la cadena más larga y seguir desde ahí. Así se mantiene el orden y la seguridad.
En resumen
La cadena de bloques es una manera segura de registrar información digital. Cada bloque se cifra con un código único que lo conecta con el bloque anterior. Los mineros, que son como validadores, trabajan resolviendo acertijos para crear nuevos bloques y se comunican entre ellos para confirmar que todo sea correcto. Gracias a este sistema, la información en la cadena es confiable, pública y casi imposible de modificar.